martes, 3 de abril de 2012

Pray for Portugal

La red social Twitter se ha despertado hoy con un curioso Trending Topic en España: #PrayforPortugal. Al principio he pensado que era algo de la Semana Santa, pero cuando he clicado en el TT para ver de qué se trataba, la marcianada me ha sorprendido más de lo imaginado: al parecer se había difundido  un vídeo que supuestamente informaba de un golpe de Estado en el país vecino motivado por su mala situación económica, política y social, y la red echaba fuego entre los que reían el fake, los que se indignaban e incluso los que lo daban por bueno. Todos tienen cabida en Internet.

That's Twitter he pensado: la inmediatez, el escaso contraste de las informaciones, la opinión compulsiva. Una red social a veces muy buena, pero otras muchas (las más, quizá) un corral de gallinas cacareando sin parar. En cualquier caso, este #prayforPortugal me ha hecho recordar una serie de ideas que me venían rondando estos días por la cabeza y que tienen como protagonistas a los portugueses, su prima (de riesgo) y su rescate, y al escritor luso José Luis Peixoto (Galveias, 1974), autor de las novelas Cementerio de pianos (El Aleph, 2007) y Libro (El Aleph, 2011).

Ayer, sólo un día antes del falso golpe de Estado, Portugal volvía a estar en el top de las noticias malas de la prensa europea. El Eurostat anunciaba las cifras del desempleo y los portugueses ocupaban una "meritoria" tercera plaza con un 15%. Los españoles, no obstante, aún ocupábamos el primer puesto con un 23%, seguidos a escasa distancia por Grecia, con un 21%. No era la única noticia sobre los lusos. También el lunes un teletipo de la agencia Efe recogido por Expansión informaba de que la venta de turismos había caído un 50% durante el primer trimestre de 2012. Oh my god! ¿alguien en la sala que quiera ser portugués? Rien de rien. Eso está que se cae. Vayámonos de allí cuantos antes.

Con estas noticias decidí echar la vista atrás y me encontré otro teletipo del domingo que hablaba de un segundo posible rescate a Portugal. Ya en mayo de 2011 recibió un préstamo de 78.000 millones de euros a cambio de que el país se sometiera a un durísimo ajuste y de que su población se apretara el cinturón hasta casi la asfixia. Porque como dijeron sus políticos, toca a todos arrimar el hombro. Juas. Pero lo peor no era eso: el pasado 22 de marzo los portugueses habían hecho su segunda huelga general en protesta por estos ajustes con un seguimiento de entre el 70% y el 100% en el sector transportes. Un exitazo. Claro que... pensémoslo bien: huelga igual a éxito, igual a hartazgo de los portugueses, igual a algún comentario sobre otro rescate, igual a 'vamos a sacar los datos chungos de consumo que tenéis', igual a 'estáis fatal así que de quejaros nada', igual a 'como hagáis otra huelga os vamos a meter un tijeretazo que vais a estar temblando durante 40 años'. Oh-oh-oh.

Y ahora viene lo del escritor José Luis Peixoto. Le conocí en 2007 por su libro Cementerio de pianos. En Portugal, como en España, aún no se hablaba de crisis económica, y la entrevista giró en torno al libro y el regreso al mundo rural de muchos portugueses. No hubo más. Sin embargo, para finales de 2011, con la publicación de Libro todo había cambiado. La nueva novela ya no se detenía simplemente en una historia de miserias rurales sino que su argumento (siempre teñido de esa cierta melancolía tan portuguesa del estilo de Peixoto) abarcaba un espectro aún mayor repasando la emigración de los portugueses en los años cincuenta y sesenta a Francia y cómo el país se despobló en la época del dictador Salazar.

Por supuesto, aquella segunda charla que tuvimos en septiembre de 2011 y que recuerdo muy animosa y con mucho feeling (esa placentera comodidad que a veces se crea con un entrevistado), derivó hacia la situación económica, política y social de Portugal. En España aún no se hablaba demasiado de la emigración de los españoles en busca de nuevas oportunidades, pero Peixoto ya me comentó que los portugueses estaban sufriendo una partida como la de los cincuenta. Y él, ya en ese momento, se quejaba de la fuerte presión mediática sobre su país: "Portugal sufre una fuerte depresión. Todos los días hay malas noticias. Así es imposible ilusionarse y salir de esta crisis", sostenía el escritor quien, además, echaba de menos que en Portugal no hubiera surgido algo parecido al 15-M.

Cuando hice aquella entrevista, aún no se habían celebrado las elecciones del 20-N en España. En Portugal tampoco se habían acometido las medidas de austeridad (se aprobaron el 24 de noviembre) ni había habido huelgas. En España aún no se habían aprobado las reformas del nuevo Gobierno del PP. Ni se habían presentado los Presupuestos. Ni había salido un Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, hablando de la "difícil" situación de España. De una situación límite. Tampoco había habido la huelga del 29M.

Y, sobre todo, a nadie se le había ocurrido un vídeo que recreara un golpe de Estado en un país deprimido y asfixiado. A nadie se le había ocurrido canalizar así el hartazgo, la pesadilla de despertarse cada día con titulares sobre recortes, recortes y más recortes. Y, bueno, hoy era un fake y era la risa, pero, como me decía Peixoto y hoy me queda que ni pintado, con tanta "situación límite" y tanto "ajuste" a los mejor portuguesitos y españolitos pasamos del descojono al funeral por la vía rápida sin anestesias ni vaselinas. #prayforspain









1 comentario:

  1. ¡Ay, cuánta razón tiene Naomi Klein en "La doctrina del shock"! Nos asustan, nos asustan, y cuando estamos en estado de shock...¡zaca!, nos atizan en nuestros derechos básicos. Y, encima, contentos porque bajo el efecto del shock creíamos que iba a ser todavía peor.

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