viernes, 27 de abril de 2012

J. K Rowling da el golpe: Harry Potter sin DRM

La autora de Harry Potter es más lista que el hambre. No, J. K Rowling no se ha hecho rica simplemente por crear la historia de un mago adolescente que debe enfrentarse a malvados enemigos y a toda una sarta de hechicerías. Rowling tiene mucho ojo en el negocio editorial. Su última jugada ya ha dejado boquiabiertas a las editoriales y a las tiendas online, que se han quedado con cara de "qué estamos haciendo". Atentos.

Esta semana se ha conocido que la próxima novela de la escritora británica, una historia para adultos, será publicada en español por Salamandra. Sin embargo, la verdadera noticia es la creación de la comunidad virtual Pottermore, que desde estos días ya está disponible en castellano. En ella, los lectores, que tienen que registrarse antes de entrar, pueden hacer comentarios de los libros y se puede adquirir todo el merchandising del mago, creándose así lo que los expertos denominan "la experiencia alrededor de los contenidos", mucho más jugosa en cuanto a resultados económicos que las reseñas del libro que pueden aparecer en la prensa tradicional. De hecho, es conocido que Rowling apenas ofrece entrevistas para promocionarse. Para qué.

No obstante el verdadero golpe de efecto de la autora millonaria es que a través de esta comunidad vende los ebooks de Harry Potter directamente a los lectores. Ha creado su propia tienda. Y, además, los libros digitales, que tienen un precio bastante competitivo, carecen de DRM, el famoso dispositivo anticopia que tantos quebraderos de cabeza ha levantado. ¿Qué está pasando?, se preguntan en Amazon. ¿Qué pasa con nosotros, que nos vamos a comer el mundo?, se cuestionan en Apple. Y mientras, Rowling sonríe: business is business. Seguid jugando muchachos.

La escritora, que durante mucho tiempo negó que sus libros tuvieran versión electrónica, ha sido, sin embargo, una de las primeras en aprovecharse de la venta directa, una de las tendencias digitales observadas en la Feria del Libro de Londres celebrada la semana pasada. Como apuntaba Javier Celaya recientemente en su blog este tipo de venta más el fin del DRM, más la relación directa con los lectores y la necesidad de fidelizarlos a través de nuevos servicios virtuales son las opciones que agitarán durante los próximos meses el negocio editorial en el entorno Internet. Por lo menos en el mercado anglosajón, que, de nuevo, es el que está marcando el paso, mientras el hispano se maneja a remolque.

En la Feria de Londres también habló Charlie Stross, autor británico de ciencia ficción y fantasía que se ha convertido en el director general de la comunidad Pottermore. Su postura reflejó un cambio de tendencia en cuanto a la culpabilidad de la piratería (digital) en el frenazo a los libros electrónicos. Según manifestó, los ebooks no autorizados de Harry Potter no provenían de las versiones digitales, puesto que estas no existían hasta hace unos meses, sino del papel. Es decir, la copia pirata era un escaneo del libro físico, un pdf manoseado en el mercado negro del libro, entregado a oscuras, en una esquina y de mala manera. El black market de toda la vida. Stross rebatía así a todos los autores (y editores) que no quieren que sus libros tengan versión digital por el miedo a la piratería y proponía la  medicina básica: nada de DRM y acceso fácil. Una receta clásica que parece que también ha calado en dos grandes editoriales anglosajonas como Simon & Schuster y MacMillan que, según todos los rumores, prevén quitar el DRM a sus ebooks. De hecho, como indicaba la revista Forbes ayer, MacMillan ya lo ha hecho con su colección de ciencia-ficción, Tor.

El próximo 4 de mayo se celebra el Día Sin DRM. Es una buena ocasión para reflexionar, para observar por dónde va el mercado y qué quieren realmente los lectores. Rowling, desde luego, ya lo ha hecho y si le va tan bien como con el pequeño mago, es para tenerlo en cuenta.




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