martes, 21 de agosto de 2012

La mejor novela del año

No te conocía Kevin Canty, pero ahora te quiero. Porque creo que has escrito una de las mejores novelas de los últimos años. Porque posees un lenguaje lleno de sensibilidad. Porque no eres cursi. Porque, sin embargo, me has agitado, has traspasado mis entrañas y me has hecho feliz leyendo. Porque eso no lo consigue casi nadie. No me deis a Franzen, ni a Auster ni a un descarado Dennis Lehane. Te quiero a ti, Kevin. Como antes he querido a Richard Yates, a Carver, a Bukowski o a Hemingway. Esos capullos que me angustian, me remueven, pero cuyos libros, e incluso diálogos, recordaré toda la vida. Y eso es lo que merece la pena.

Kevin Canty, reconocido autor de cuentos, ha escrito Todo, una novela publicada en EEUU en 2010 y en España este año por Libros del Asteroide. Es un librito de cubierta azul que tenía pendiente en mi atestada mesa de noche. Hace unos cuatro días lo cogí para probar. Y entonces, poco a poco, mientras el calor asolaba las noches insomnes, me fui introduciendo en la historia de RL, un hombre de mediana edad que vive en un pueblo del estado de Montana. Un lugar donde hace frío y la gente se dedica a la pesca. RL está divorciado y se relaciona con una amiga de su edad que perdió a su marido hace una década, su hija de 19 años y otra amiga, examante, que padece un cáncer terminal. En la novela fluye el alcohol a borbotones como medio de huida de un mundo que muchas veces da asco. La soledad y el dolor planean inmisericordes por sus páginas. Pero a la vez hay un prurito de resistencia, de optimismo, de pensar que todo pasa y de que si hay una salvación esta no llega a través de la religión o la fe, sino del amor hacia otras personas, aunque esto también duela. Lo peor, como dice RL, es la futilidad. Lo demás es ese Todo.

"De momento ella le perdonaría. Lo que había hecho estaba mal. Al mismo tiempo era un poco emocionante. Parecía peligroso, revelador" (...) "Hablamos y hablamos y hablamos y nunca decimos lo que queremos decir" (...) "Podía seguir adelante, podía ir tirando sola, coger las pequeñas granadas de mano que la vida le arrojaba. Era una persona fuerte, pero no había nacido para esta vida".

Estas son sólo algunas de las frases subrayadas del libro. Casi podría haberlo subrayado entero. Porque está lleno de esos momentos sublimes que supongo conforman la vida al fin y al cabo: la muerte, enamorarse, tener una ruptura, sentirse solo. Esos momentos que te hacen sangrar por dentro. Lo demás, ya lo sabemos, es siempre fútil.

Mientras leía pensaba por qué apenas se le había dado cuerda a este libro en la prensa. Por qué ésta está llena de reseñas de los mismos escritores de siempre. Aquellos que se subieron al cetro mediático y ya nunca bajaron. Sí, esos Franzen (¿de verdad Libertad es tan buena?), esos Auster (¿cuándo dejará de escribir sobre sí mismo una y otra vez y siempre de la misma manera?). Los periódicos se han convertido en la misma pantalla plana en la que ahora los leemos. Por mucha muerte que muestren, por muchas historias negras que relaten, a veces tengo la sensación de que no hablan de la vida real. Por eso prefiero adormilarme con una novela como la de Canty. Gracias a Luis Solano por publicarla en español. Todo es la vida sin trampa ni cartón. Enterita, con toda su podredumbre y belleza. Si pueden, leánla.

lunes, 13 de agosto de 2012

La cara oculta de las medallas

Hace unos días llegó a mis manos el libro Citius. Altius. Fortius. La cara oculta de las medallas (Atanor Ediciones), del periodista de Marca, Fernando Carreño. A modo de guía, en él explica a través de 673 epígrafes los aspectos y datos más desconocidos de los Juegos Olímpicos desde su creación en la Grecia clásica hasta la época moderna en la que el Barón de Coubertin devolvió los cinco aros al horizonte mediático. El periodista intenta no dejar ningún ángulo muerto y así recuerda cómo entraron las mujeres en el olimpismo, cómo se fueron sumando nuevos deportes y cómo ha sido la presencia española en los últimos cien años. Tampoco se olvida de los hechos más oscuros del Comité Olímpico Internacional (COI), con todas esas corruptelas que siempre suelen borbotear cada vez que toca elegir una ciudad organizadora.

Comencé a leer la guía cuando aún quedaban algunos días de los Juegos de Londres y como en los periódicos sólo encontraba artículos con los resultados de las competiciones o los perfiles de los deportistas laureados me pareció interesante ponerme en contacto con Carreño para hacerle algunas preguntas sobre cómo se lo estaba montando la capital británica. El periodista lleva años cubriendo el universo olímpico y es autor de varios libros sobre algunos de los cracks deportivos de las últimas décadas como John McEnroe, Steffi Graf o Pau Gasol, por lo que sabía que charlar con alguien versado en la materia me iba a arrojar más luz sobre el tema que ponerme a googlear sin sentido. Y, o lo hacía estos días en los que me quedaba embelesada viendo a las chicas de sincronizada y rítmica y a los tíos de piragüismo  o el asunto se me iba a escapar vivo. Así que escribí a Carreño. En unas horas recibí las respuestas. Un tipo estupendo, me dije. Pensaba transcribirlas en este blog de forma indirecta, pero después me decidí por el modelo de entrevista directa. Y aquí están prácticamente sin editar. A lo bruto:


¿En qué te has basado para la elaboración de esta guía sobre los JJOO?
He confrontado diversas fuentes históricas, desde libros de historia publicados en diversas épocas, a informes ofiiciales de juegos olímpicos, documentación del COI, informaciones periodísticas y, también contacto directo con algunos protagonistas.


¿Cuáles han sido los capítulos más difíciles a la hora de investigar?
Más que de dificultad, lo más trabajoso y a la vez apasionante era ir organizando el puzzle de todos las pequeñas piezas de situaciones sociales, políticas, deportivas y económicas inherentes a cada época, y deducir su influencia en el desarrollo cada edición y en la propia evolución de los Juegos.

La corrupción dentro del COI aparece a veces en la prensa pero parece que nunca se va hasta el fondo de la cuestión. ¿Hay una especie de velo tupido que impide  "manchar" la institución deportiva?
No lo creo. Sobre todo porque en la actualidad el mundo está muy globalizado y aunque en algunos ámbitos se pudiera tener interés en preservar la imagen del Comité Olímpico Internacional a toda costa, en otros no, de tal forma que mantienen sobre el mismo una vigilancia constante cuyos resultados no dudan en divulgar en caso de ser negativos. Poer ejemplo el mundo anglosajón, sobre todo el británico, no fue demasiado favorable al mandato de Samaranch y no vacilaron en investigar y publicar -haciendolo accesible a todo el mundo- cuantos puntos oscuros aprecieron durante el mismo.

¿Son los JJOO hoy más mercadotecnia que deporte?
 Son tanto una cosa como la otra. La mercadotecnia, sin una base de realidad, no se sostiene, o al menos no a ese nivel durante tanto tiempo. Pero sin mercadotecnia no se podrían conseguir los fondos necesarios para la supervivencia del movimiento olímpico.

Según explicas, la financiación de los JJOO procede principalmente de las retransmisiones televisivas. ¿Le siguen saliendo rentables a las televisiones los JJOO?
En algunos casos sí y en algunos no. A quien sí le salen rentables es al COI, que es quien recibe los derechos.

En 1992 Barcelona celebró los JJOO, después España sufrió una fuerte crisis económica... ¿Es una buena inversión para las ciudades o a la larga suponen un lastre?
Para las ciudades son una buena inversión, pero la misma no puede medirse en términos circunscritos sólo a lo que son los juegos: tanto invierto, tanto gano o pierdo. Los Juegos posicionan a las ciudades y son un fuerte apoyo a su desarrollo posterior. Dicho de otro modo, los Juegos proporcionan a ciudades y países una plataforma para el desarrollo, que luego son otros quienes deben aprovechar. Para Barcelona los Juegos fueron muy positivos. Para Atlanta y Atenas, no tanto.

¿Londres sufrirá a la postre  la celebración de las Olimpiadas si nos atenemos al actual momento económico?
En el caso de Londres es difícil de calibrar la evolución porque ya era una de las ciudades capitales en el mundo. Habrá que estudiarlo atendiendo a su evolución económica general del futuro, y si la remodelación urbana conseguida les aporta beneficio social.

1992 también supuso un punto de inflexión para España en cuanto al medallero. Aunque siempre se dice que el país que organiza aumenta hasta en un 54% su número de medallas, ¿qué ha pasado en el deporte español desde entonces? ¿Por qué no se ha repetido aquel éxito?
El éxito de Barcelona se ha mantenido en líneas generales. Desde entonces el número mínimo de medallas conseguidas en unos Juegos ha sido de 11, en el año 2000, el mismo número que las que se lograron, por ejemplo, de 1900 a 1976. En cuanto a finalistas, que son también otro buen baremo, nunca se ha bajado de momento de la treintena además de las medallas. Sin embargo, el modelo de Barcelona da muestras de agotamiento porque en cierto modo fue un modelo de urgencia que priorizaba el apoyo al éxito, dejándose para después complementarlo con programas de relevo. Desde entonces los fondos para la élite se han ido reduciendo, públicos y privados, sacándose en muchos casos de los programas de desarrollo de la base. Habría mucho de que hablar en cuanto a esto pero el deporte necesita un cambio de modelo económico. Las Federaciones, algunas de ellas, no han sabido adaptarse a la evolución de la economía y sociedad.

¿Cómo definirías la actuación de España en Londres? A priori parecen muchas menos medallas de las previstas... ¿Cuál es la causa de esto? ¿Hasta qué punto ha afectado la bajada en las becas ADO?
Previstas, según por quien. De acuerdo a los resultados de nuestros deportistas en competiciones previas, la mayoría están a la altura que cabía esperar. Y la bajada de fondos -y la que viene- por supuesto que afecta. El deporte de alta competición necesita dinero junto a talento. Sin una de las dos cosas, la otra no basta.

Por otro lado, han ganado medallas deportistas que suelen entrenarse al margen de los parámetros federativos y los centros del alto rendimiento... ¿Ya no sirve la infraestructura creada en Barcelona'92?
Más que la infraestructura, lo que hace falta es un cambio de modelo general del deporte.

Otro dato es el número de medallas conseguido por mujeres, ¿a qué lo podemos achacar? La lectura más plausible es que cada vez más mujeres practican deportes...
En efecto. Entre las mujeres, además, la práctica deportiva sigue teniendo un prestigio social mayor que entre los hombres -hablo de los jóvenes- Una vez superado el atraso histórico de la mujer en la práctica del deporte en España, han demostrado como en todos los ámbitos su talento y capacidad. Creo que en el deporte la igualdad de género es bastante alta.

¿Hay que reinventar los Juegos Olímpicos?
Los Juegos ya se han reinventado varias veces, sobre todo en la era de Samaranch, que los salvó de la desaparición. Si saben seguir evolucionando al compás de los cambios sociales, seguirán vivos. Los Juegos Griegos duraron 1.100 años, tanto como su civilización.

sábado, 11 de agosto de 2012

En defensa de las emociones

En Ifigenia en Forest Hills. Anatomía de un asesinato (Debate), leído de un tirón una noche de caluroso insomnio, la periodista Janet Malcolm cuenta la historia de un juicio sucedido en 2007 en EEUU. La acusada es una judía bujarí, Mazoltuv Borujova, a quien se le carga el homicidio de su marido, Daniel Malakov. El móvil, al parecer, es la custodia que ha conseguido este de la hija de ambos, Michelle, de cuatro años. El ensayo, riguroso y conmovedor, pone sobre la mesa la deficiencia de los juicios y cómo los jurados, por ser humanos, cometen fallos basados en las propias experiencias que tienen quienes lo conforman.

No obstante, lo que más me llamó la atención de la historia fue cómo los estereotipos culturales aún  determinan nuestras decisiones. Durante todo el juicio, la defensa de la mujer expone los posibles abusos sexuales que ha cometido el marido sobre su propia hija. Tocamientos y besos en la vagina. Todos se contestan por el fiscal como "una muestra de cariño" hacia la niña. Por el contrario, la acusación se encarga de crear una imagen de la mujer basada en su comportamiento emocional: es manipuladora, obsesiva, controladora y arrebatada. Emociones frente a hechos constatados. La mujer, emocional (y en eso está su error). Por supuesto, el jurado cree al fiscal y no deja un resquicio a la defensa. ¿Abusos sexuales? No, ella es la mala, que es una histérica.

Precisamente esta semana tuve un debate con una colega en la que hablábamos de la censura cada vez más abierta hacia la emotividad femenina. La charla llegó a raíz de una entrevista que publicó El País a la entrenadora de natación sincronizada, Ana Tarrés, en la que su titular era 'He creado al equipo con parámetros machistas". Durante toda la conversación, la entrenadora insistía en que había querido doblegar las emociones de las nadadoras para que se mantuvieran más ¿racionales? ¿o masculinas es lo que quería decir?. Un terrible topicazo tras otro que, sin embargo, parecen más en boga que nunca: la mujer es emotiva, ergo histérica y eso no le hace triunfar. El hombre es más racional, menos emotivo, y ahí está su victoria. Un argumento que, terriblemente, compran hasta las propias mujeres.

Aunque mi amiga discrepaba de mí (al final, no obstante, parecimos llegar a un acuerdo en que tantos hombres como mujeres somos emotivos y racionales, perogrullada al fin y al cabo), la entrevista y charla me llevó a pensar en otro libro muy criticado por cierta corriente feminista: Capital erótico, de Catherine Hakim. Yo no estoy muy de acuerdo en algunos de sus postulados, pero sí en que la mujer tiene un poder erótico y sensual que no está al alcance del hombre y que si lo utiliza podría conseguir muchos objetivos. Sí, hasta un puesto de trabajo. Muchas mujeres identificaron esta teoría como el típico "trabajito sexual" para conseguirse al jefe (un tío, por supuesto). También calificaron el argumento de Hakim como algo ya superado por la liberación sexual. Yo no lo veo así. Al contrario, como ocurre con el tema de las emociones, ¿por qué hay que censurar la belleza de la mujer y su coquetería? Es más, ¿por qué eso es malo? ¿Hay que ir hecha unos zorros, vestir sin marcar curvas porque así te tomarán más en serio? ¿No puede una mujer llorar tampoco? ¿No puede mostrarse arrebatada? Y que conste, eso tampoco es ser una histérica ni tampoco que no sepa cuándo y cómo ha de dominarse.

En estos tiempos de gallardonismo cavernícola, donde creo que están en juego otros derechos mucho más importantes logrados durante tantos y tantos años de lucha, me parece más pertinente que dejemos de coartar (aunque sea sibilinamente) ciertas conductas o comportamientos de las mujeres. Dejad que nos riamos y lloremos. Dejad que salgamos a la calle con los labios pintados y minifalda mientras levantamos esas pancartas que ahora vuelven a ser más necesarias que nunca. A vosotros, chicos, no se os ha permitido llorar durante siglos. No cometamos el mismo error. No seamos todos robots futuristas a lo Marinetti ni esas estatuas hieráticas que tanto admiraba Hitler.