martes, 20 de noviembre de 2012

Mujeres del mundo, uníos

En estos momentos colaboro en dos medios en los cuales soy la única mujer. Uno de ellos es una revista digital, Neville, en la que colaboran otros once periodistas. La otra es una estación de radio, El Estado Mental, en cuyo estudio hoy sólo había hombres. Quizá no debería tomarse muy en cuenta, pero es un dato que me parece curioso.

Al programa de radio de hoy, el primero, he invitado a una mujer, la actriz Ester Bellver, que tiene en cartel en la sala Triángulo de Madrid la estupenda obra Todas a la Una, basada en textos de Agustín García Calvo y cuyos personajes son todos femeninos. Antes de la entrevista le he comentado esta extraña situación de sentirme "la única". Se ha quedado pensativa. "Quizá sea por el tema de la familia", me ha deslizado. "Sí, puede ser. Parece que cuantos más años cumples menos mujeres ves a tu alrededor en temas laborales. Y quienes dirigen o montan las cosas son ellos", le he contestado. Luego me he puesto a pensar:  en el instituto, éramos mayoría las adolescentes; en la universidad, también éramos más chicas en clase (de Periodismo); en los primeros años profesionales, en la veintena, podrías encontrar un cierto equilibrio de géneros. Pero después... y es más, cuando las cosas parecen ponerse un poco feas y hay que arrimar el hombro y montar cosas surgidas de la nada... ¿dónde están ellas? ¿Dónde están mis compañeras, aquellas que estudiaron conmigo y se esforzaron con licenciaturas, másteres y demás?

Curiosamente, el proyecto de la revista digital EnCubierta que coordino desde hace unos meses está montado únicamente por mujeres. Somos tres. A las tres nos tocó salir al frío hace un tiempo. Y las tres hemos decidido salir adelante. Luchando para ponernos a resguardo. Desde el primer momento, las tres teníamos además en mente esta idea: "si no lo hacemos nosotras nadie va a venir a salvarnos". Parafraseando el cuadro de Lichtenstein, 'tranqui Brad que ya me salvo yo solita". Ahora bien, si es en compañía de otras que están como yo, mucho mejor.

En numerosas ocasiones, nuestro proyecto ha llamado la atención precisamente por ser tres mujeres las que lo han lanzado. Quizá no sea casual que le dé vueltas a todo esto cuando ando leyendo el ensayo Las mujeres y el desarrollo humano (Herder Editorial), de la última premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, Martha C. Nussbaum. En él se asienta una idea que debería ser exportada a todas partes: 'una de las grandes razones de la desigualdad es la poca unidad entre mujeres'. La filósofa analiza principalmente a la sociedad femenina de La India, pero extrapola sus problemáticas a las que sienten todas las mujeres en todo el planeta, puesto que como indica, "no hay país alguno que no trate a su población femenina igual de bien que a la masculina". En todos nos convertimos, más tarde o más temprano en "reproductoras, encargadas de cuidados, puntos de descarga sexual, agentes de la prosperidad de una familia", añade. La India, EEUU, Alemania o España. Oriente y Occidente. País desarrollado o en vías de desarrollo. Todas estamos en el mismo fango.

Para asentar su argumento, basado en que uno de los medios para salir del barro es mediante la unidad entre nosotras, recoge las declaraciones de trabajadoras como Vasanti, quien afirma que "a las mujeres les falta unidad y las mujeres ricas se aprovechan de las pobres". Ella, después de una vida de penurias consiguió salir adelante, y sabe bien por qué: "Las mujeres en la India tienen mucho que sufrir. Y yo he tenido mucha tristeza en la vida. Pero del sufrimiento ha nacido nuestra fortaleza. Ahora que nos va mejor a nosotras mismas, queremos hacer algo por las demás mujeres, para sentir que somos buenos seres humanos", señala. Precisamente así fue como surgió SEWA (Self-Employed Women's Association), que, al menos en 1999 (fecha de edición del libro) tenía 50.000 miembros y ofrece ayuda para que ellas monten sus propios negocios.

Nussbaum es consciente de que a las mujeres nos ha faltado la unión durante demasiado tiempo. "No siempre las mujeres han sido capaces de organizarse para combatir la desigualdad", afirma. Y, desde luego, es evidente que no lo hemos hecho igual de bien que vosotros, chicos. Por muchas asociaciones de mujeres que se hayan montado desde el siglo XX, hay algo de camaradería de bar, de partido de fútbol y de montar negocios que vosotros tenéis y de lo cual nosotras carecemos. Marx dijo hace tiempo aquello de 'obreros del mundo, uníos' como medida para enfrentarse al patrón. Esto no quiere decir que ahora el enemigo sea el hombre en sí, pero chicas, algo está pasando y hay que tomar cartas en el asunto. Que hemos estudiado y trabajado demasiado para tirarlo a la basura.