jueves, 31 de mayo de 2012

El discurso fácil de la Feria del Libro de Madrid

Me dicen que lo que funciona este año en la Feria del Libro de Madrid son los libros infantiles. Me lo han contado hoy varios periodistas y, al parecer, es la tesis que se está publicando en los medios de comunicación. Me voy a esas fuentes y me encuentro con la crónica de RTVE, que aunque no da ningún dato, sí que cuenta con varios testimonios que demuestran que sí, que son los niños los que están tirando del carrito de las ventas. Con eso tendremos que quedarnos.

Buceo un poco más, porque esto de los libros infantiles es un poco como contar que en invierno hace frío. Es evidente que la feria es una ocasión que tienen todos los padres para sacar a pasear a sus niños, enseñarles los puestos y, de paso, comprar algún libro, aunque no esté el bolsillo para muchos dispendios. Pero por eso la feria está en un parque. Por eso viene al pelo que haga sol y buena temperatura. Por eso a muy pocos metros hay guiñoles y payasos para los más pequeños. Yo misma me recuerdo de niña disfrutando de esta atracción libresca. Por tanto, ¿que la feria se sostiene con los libros infantiles? Nada nuevo bajo el sol.

La cuestión es ¿qué ocurre con el resto de libros? Les pregunto a los periodistas qué saben de esto. No hay muchas respuestas. Es evidente que la crisis económica, este momento tan de crash financiero que vivimos ahora, hace mella. Ya el año pasado las ventas bajaron hasta un 30%, aunque entonces muchos acusaron al mal tiempo. Cierto que en 2011 llovió e incluso llegó a hacer frío, pero ¿este año? ¿También hablaremos de nubes y chubascos? A una media de 20 euros serán muchos los que se piensen la compra y prefieran quedarse con el paseíto, la cerveza y el disfrute del sol.

Por otro lado, ahí está el tema del libro electrónico. Ya no es noticia que cada vez más personas leen en Kindle, iPad u otros dispositivos. Uno de los periodistas con los que charlo me comenta que las descargas están haciendo mucho daño. No estoy del todo de acuerdo. Hoy puedes encontrar libros por menos de dos euros en la red. Y las editoriales poco a poco están cambiando el chip. De hecho, hoy Mondadori presentó su nuevo sello digital Flash con relatos breves que cuestan hasta 1,49 euros.

Por tanto, si tenemos que el libro en papel es caro para los tiempos que corren y que cada vez hay más oferta en el entorno digital, ¿no es el momento de darle un buen meneo a la Feria del Libro? Para empezar con los descuentos y para terminar con las actividades. Nunca he estado en la Feria de Guadalajara, en México, ni en la de Buenos Aires, pero desde allí siempre me hablan de actividades con aforos repletos. Porque los escritores que acuden interesan, porque las charlas y las temáticas son atractivas. Aquí no sucede lo mismo. Las carpas están medio vacías y lo peor es que nadie se entera de nada, ni de qué escritores van a hablar ni de qué se va a hablar. Por mucho que este año se haya dicho por activa y por pasiva que el invitado es la literatura italiana.

Me gusta mucho la Feria del Libro. Me encanta pasear por el parque y no me gustaría nada que las casetas acabaran en un lugar tan frío como Ifema. Como si esto fuera la Feria de Fráncfort. No, no. Ni somos alemanes ni queremos serlo. Tenemos nuestro propio modelo, entre lo lúdico y lo literario y hay que conservarlo. Pero es necesario darle una vuelta de tuerca. Veremos qué cifras de ventas obtenemos este año. Y sin son malas, por favor, que no se incida (como ha sucedido ya desde el principio con la visita de los príncipes), en que la literatura infantil está que lo parte.

1 comentario:

  1. Hola, Paula. La Feria, tal y como se plantea, está para hacer caja. A nadie le interesa ir mucho más allá: no se entiende qué pintan en el recinto ferial determinados personajes si no es porque tal o cual gran grupo editorial o gran cadena de librerías les publican e invitan para aprovechar el tirón de algún programa del corazón o similar y, así, hacer más caja. Tenemos lo que nos merecemos, en definitiva. Hay librerías que se matan todo el año en organizar actividades de lectura, debate y encuentro y otras que no mueven un dedo. Pero todo el mundo quiere ir a la FLM porque es, básicamente, una oportunidad para vender más y salvar el año. Como jugar la promoción de Segunda División, vamos.

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